Muchos son los que nos preguntan qué son esas excavaciones con perímetro vallado que se encuentran en el islote de Lobos, así que aquí les dejamos este artículo informativo, para los que quieran saber un poco más sobre la historia pasada del islote vecino.
A principios de 2012 se descubrió, en el islote de Lobos, un yacimiento con restos arqueológicos que fueron datados entre el siglo I a.C. y el siglo I d.C.
En noviembre de 2013 se iniciaron las excavaciones sistemáticas en el islote, a través del proyecto “Poblamiento y Colonización en las Islas del Atlántico”, que se encarga del estudio y la investigación de estos restos y se enmarca dentro del convenio institucional que existe entre el OACM de Tenerife (Organismo Autónomo de Centros y Museos) y la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Fuerteventura.
A medida que han ido avanzando los estudios y las excavaciones se han podido ir concretando hipótesis, y en la actualidad queda bastante constatada la que afirma que el yacimiento pertenece a asentamientos romanos, quizás estacionales, que buscaban en el islote caracoles marinos —Stramonita haemastoma o thais, conocidos en Canarias como carnadilla—, de los que obtenían el tinte púrpura para los tejidos de las prendas nobles de la época. Lo que ha permitido constatar esta hipótesis es el hallazgo, hasta la fecha, de más de 70.000 ejemplares de estos moluscos. Este tipo de yacimiento es el único descubierto en Canarias, y han aparecido otros similares en la Isla de Mogador y otros puntos de la costa atlántica de África; por lo que queda constancia de que esta ruta era utilizada ya por estos grandes imperios (púnicos, griegos y romanos) para abastecerse, no solo de carnadilla para los tintes, sino también de pescado, debido a la riqueza de túnidos en la zona.
En la antigüedad, el color púrpura en los tejidos era un signo de distinción, desde los fenicios hasta los romanos, debido a que la obtención de dicho tinte era muy costosa. De cada caracol se extraían apenas unas pocas gotas del codiciado color, que se empleaba para teñir las capas y las prendas de los más altos cargos; por tanto este tinte era un indicador de lujo y distinción social. Incluso el Estado controlaba su monopolio y organizaba expediciones comerciales y militares, para encontrar los productos necesarios para la elaboración de este tinte, que luego traían para su comercialización en el Mediterráneo.
El yacimiento del Islote de Lobos cuenta con 108m2 (18×6), a una profundidad que va aumentando a medida que se realizan las excavaciones, ya que los restos que se están descubriendo aparecen en pendiente, incluso partes de los muros encontrados tienen continuidad bajo tierra, por debajo de los 2m de profundidad.
Las hipótesis apuntan a que las estructuras que se están desenterrando pertenecían a los habitáculos donde se almacenaban estos moluscos. También están apareciendo restos de material cerámico de torno, seguramente recipientes para el almacenaje de los moluscos, y también restos de vajilla variada de cocina y de mesa, pedazos de hierro y bronce, de anzuelos y clavos, restos de ánforas, ollas, tapaderas… incluso restos óseos de animales de la época (ovejas y cabras).
Las excavaciones están planteadas hasta finales de 2016, y son llevadas a cabo por un grupo de 8 profesionales, procedentes del Cabildo de Fuerteventura, del OAMC de Tenerife y de la ULL, que continúan arrojando luz sobre la historia de los antiguos pobladores y colonizadores de estas tierras.
El Equipo de FuerteCharter