El atún rojo es sin duda unos de los reyes del mar, todo un rey en el Atlántico. Un halo de grandeza ha acompañado siempre a este pez de gran tamaño, cuya carne ya era apreciada por los griegos hace miles de años. Pescadores de todos los tiempos han librado intensas batallas con estos animales marinos que pueden pesar hasta setecientos kilogramos y alcanzar velocidades de sesenta y cinco kilómetros por hora.
Así ha sido también en la pesca deportiva moderna, llevando a los pescadores a utilizar todo tipo de técnicas para tratar de vencer la inteligencia, el tamaño, la fuerza y la velocidad del atún rojo. No obstante, debido a la sobreexplotación que ha sufrido la especie en los últimos años, las autoridades han prohibido recientemente la pesca del atún rojo a nivel recreativo, y su captura a nivel profesional se restringe a una serie de cupos máximos por cada región y se limita a determinadas temporadas.
La pesca deportiva de los grandes peces es una actividad interesantísima, que fascina a pescadores de todo el mundo. En Canarias, también en Fuerteventura, los puertos deportivos se encuentran plagados de embarcaciones especializadas en la pesca de altura, muchas de ellas dedicadas a organizar salidas con visitantes. Sin ir más lejos, Fuertecharter cuenta entre su oferta de actividades con excursiones de pesca. No será posible capturar los grandes atunes rojos del Atlántico, pero sí otras especies como atunes más pequeños, picudos como los marlin blanco y azul, o también petos y dorados, todos ellas garantía de inolvidables jornadas de pesca.
Todas estas especies son denominadas pelágicas, es decir, que habitan en aguas abiertas y donde existen grandes profundidades, aunque principalmente viven cerca de la superficie. Entre ellas, hay que decir que al atún rojo es sin duda una de las más asombrosas porque, aunque como las mencionadas, utiliza su gran velocidad para alimentarse, se trata de una especie que también es capaz de descender rápidamente cientos de metros para cazar a sus presas. Esto es posible en gran parte a una interesante particularidad, y es que su especial sistema circulatorio y muscular, así como su rápido metabolismo, les permite, sin llegar a ser animales de sangre caliente, retener la mayor parte de su calor corporal y desenvolverse perfectamente en temperaturas tanto cálidas como frías.
Los pescadores han vivido siempre la pesca del atún rojo como un hecho excepcional, y es que se hace muy difícil engañarlo con cebos, señuelos y muestras porque son muy inteligentes. National Geographic ha apuntado incluso a que podrían ser capaces de aprender patrones de conducta para evitar ser cazados por otros depredadores como las horcas o, en este caso, los humanos.
En la pesca de altura a nivel deportivo, la técnica más extendida es la del curricán, un término que en Canarias se denomina coloquialmente “corriquia” o “curriquia”, y que consiste básicamente en utilizar el movimiento del barco para arrastrar muestras (o señuelos con anzuelo en forma de pez o de calamar) en el extremo de una caña para tratar de hacer picar a la presa. En el caso del atún rojo del Atlántico, existe también una técnica denominada brumeo, en que el barco se deja a la deriva y el cebo se coloca en un anzuelo atado a una caña y un cordel en vertical. El brumeo también se acompaña de la preparación de un majado de aceite de sardina, restos de peces, pan duro, etc., que se va soltando en el mar para tratar de atraer a las presas.
La satisfacción de capturar atunes, marlines, petos, dorados… se asocia a la lucha entre el ser humano y el animal, un combate que, según factores como los aparejos o el tamaño de la presa, puede durar unos quince minutos o extenderse durante largas horas desde el momento de la picada. Se trata de un gran espectáculo, pues los peces enganchados se defienden, halan en sentido contrario a la recogida de carrete, saltan sobre la superficie, y ponen a prueba en todo momento las habilidades del pescador.
Por fortuna para la conservación del medio marino, la sensibilidad ambiental imperante ha suavizado las condiciones de esta actividad hasta el punto de que. a nivel internacional, la práctica totalidad de las competiciones que se organizan actualmente se celebran bajo la modalidad de captura y suelta. Esto significa que una vez completada la captura y se ha llevado a la presa junto a la embarcación, únicamente es necesario realizar una fotografía, que valorará un jurado, y a continuación se libera al animal para que pueda sobrevivir y reproducirse.
En definitiva, la pesca de altura es una opción excitante para aquellos que quieran disfrutar de una jornada en el mar y salir a la búsqueda de los grandes depredadores que dominan los mares.