Un fantasma transparente e imperturbable se encuentra presente en la vida de los canarios. En Fuerteventura es casi perenne, y solamente se ve perturbado por la aparición ocasional de la calima, que nos visita de vez en cuando desde el continente africano. Hablamos de los alisios, los vientos constantes de componente norte que dominan el archipiélago canario, y que son fuente de vida, por ser en buena parte responsables del suave y fresco clima de las Islas Afortunadas.
El viento supone actualmente uno de los principales atractivos turísticos de Fuerteventura, especialmente para aquellos que vienen a practicar windsurf o kitesurf, o para quienes eligen disfrutar de la navegación como por ejemplo ofrece Fuertecharter desde el Muelle de Corralejo. Una jornada en el Parque Natural de la Isla de Lobos, o navegando a su alrededor en un velero es, sin duda, una magnífica opción de ocio turístico si hablamos disfrutar de ese gigante invisible, el viento. En el sur, la Playa de la Barca, que acoge cada año el Campeonato del Mundo de Windsurfing y Kiteboarding ofrece también esta posibilidad en un paraje inigualable como las playas de Costa Calma.
Pero volvamos a los vientos alisios, un factor determinante en el clima de Canarias y toda la Macaronesia. En esta región del Océano Atlántico que incluye los archipiélagos de las Azores, Madeira, Cabo Verde y las Islas Salvajes, los alisios soplan desde el norte, con variaciones entre noroeste y el noreste, siendo un componente determinante para configurar el reconocido por muchos como mejor clima del mundo. En Canarias, que se encuentra en una zona subtropical de temperaturas templadas, los vientos y a las corrientes oceánicas mantienen el clima siempre fresco y agradable.
Hay un dato interesante sobre los alisios, y es que su incidencia determina el clima de cada una de las islas. Estos vientos proceden de regiones polares, de manera que en su recorrido a lo largo del Atlántico se van cargando de humedad en su vertiente inferior, desde la cota del mar hasta una altitud de 1500 metros, y a partir del cual se convierten en cálidos y secos. Pero aquí viene lo interesante. En la franja intermedia, la humedad de los alisios se va condensando dando lugar a lo que se conoce como mar de nubes, que incide entre los 800 y los 1.200 metros, aproximadamente. Es por eso que las islas más altas pueden atrapar esas nubes y dar lugar a las lluvias, al tiempo que los alisios refrescan y humedecen las zonas costeras y medianías. Y por eso mismo, también, las islas occidentales están cargadas de vegetación en sus montañas, pero las más bajas, Lanzarote y Fuerteventura, son más áridas a causa de la ausencia de lluvias, aunque su clima se mantiene siempre suave y fresco. Sin embargo, en las montañas más altas de Fuerteventura, como el Pico de la Zarza, que supera los 807 metros, o el Macizo Betancuria, cercano a los 700 metros, se encuentran restos de vegetación como laurisilva o bosque termófilo, propio de las islas occidentales como La Palma o La Gomera. Esta vegetación estuvo presente en Fuerteventura y Lanzarote mucho tiempo atrás. Fue en sus inicios geológicos, hace aproximadamente entre 25 y 30 millones de años, ¡porque alcanzaban miles de metros de altura! Pero el transcurso del tiempo y la erosión inexorable fueron viendo haciendo mermar poco a poco las montañas de las islas hermanas hasta dejarlas en su situación actual, en la que predomina el clima semidesértico.
En cuanto a su incidencia, los alisios son más fuertes y constantes en verano, y por ello los meses de julio y agosto son los más propicios para la práctica de deportes a vela. En invierno, en cambio, el Anticiclón de las Azores se sitúa normalmente más al norte, con lo que el viento se atenúa y se vuelve más irregular.
El viento ha sido también un componente crucial en el desarrollo y la historia de Canarias, e incluso en su prehistoria. En Fuerteventura, así como en el resto de las islas, los primeros pobladores tuvieron que llegar inevitablemente por mar, y posiblemente los vientos tuvieron mucho que ver en ello. Los Mahohs, un pueblo aborigen, fueron los únicos habitantes de Fuerteventura hasta la llegada de los conquistadores en 1402. Esa expedición comandada por Jean de Bethencourt llegó también navegando a vela. Completada la conquista de las islas por la Corona de Castilla, los habitantes del archipiélago también utilizaron el viento en sus expediciones de pesca, que practicaban con embarcaciones a vela que han sobrevivido hasta nuestros días dando lugar a un deporte autóctono, la vela latina.
Pocos placeres puede haber mejores que encontrarse navegando en el Océano Atlántico en un velero, o impulsado por una cometa de kiteboarding o una vela de windsurf, siendo impulsados por estos viento constantes y puros. Les invitamos a disfruta de este bien de la naturaleza.