El pasado 12 de junio tuvo lugar en Corralejo la sexta reunión de trabajo del Plan de Acción para la Recuperación de la Foca Monje del Mediterráneo en el Atlántico Oriental, donde técnicos de medio Ambiente, especializados en la foca monje (Monachus monachus), pusieron de manifiesto estudios que demuestran la idoneidad del entorno de las islas Canarias orientales (Fuerteventura y Lanzarote) para la reintroducción de esta especie, que desapareció de nuestras costas en la edad media.
Como contábamos en el artículo anterior, el Islote de Lobos que visitamos a diario en nuestras excursiones en barco desde Corralejo, sirvió en la antigüedad de hábitat para esta especie, por la tranquilidad y calidad de sus aguas.
La foca monje es una de las especies más primitivas que existe, datada de 14 mil años. Este primitivismo puede ser la causa de su gran sensibilidad al intrusismo humano, mucho más desarrollada que en otras especies de fócidos. Y como siempre vivieron en lugares remotos y aislados, sin la amenaza de depredadores terrestres, desarrollaron un carácter confiado, manso y dócil, sin experimentar la necesidad de huir, lo que ha jugado siempre en su contra al desencadenarse las amenazas del mundo moderno.
El número de focas monje, a lo largo de la historia, se ha visto mermado por diferentes factores:
– La contaminación de su hábitat: por vertidos, mareas negras…
– La excesiva construcción del litoral y el acceso a prácticamente todos los rincones de las costas, que ha transformado al hombre en un intruso de sus rincones de paz.
– El tráfico marino con sus correspondientes vertidos, ruidos, atropellos…
– Las agresiones que han sufrido directamente por la mano del hombre, en muchas ocasiones por pescadores que han visto en esta especie una amenaza con quien compartir los recursos pesqueros y han optado por eliminarlas.
– El desarrollo de las artes de pesca, que se han transformado en auténticas trampas para los ejemplares de esta especie.
La alerta de la posible desaparición de esta especie a nivel mundial ha puesto en marcha diferentes proyectos de recuperación, como por ejemplo el desarrollado por la Dirección General de Conservación de la Naturaleza del Ministerio de Medio Ambiente y la Viceconsejería de Medio Ambiente de Canarias, que pretende reintroducir la especie en la fauna española a través de las islas más orientales de Canarias: Fuerteventura y Lanzarote, localizaciones con características inmejorables para este fin.
En la actualidad, la mayor representación de foca monje del Mediterráneo se encuentra en las colonias de Madeira y de Cabo Blanco (frontera entre Mauritania y el Sáhara Occidental). El objetivo de este proyecto de reintroducción es la traslocación de ejemplares de la colonia de Cabo Blanco hacia nuestras costas, para así poder asegurar un corredor natural genético que comunique la diezmada población de Madeira con la de Cabo Blanco, intentando así que dejen de estar aisladas en el espacio; ya que uno de los mayores peligros al tener a todos los ejemplares concentrados en una misma zona es que cualquiera anomalía (marea negra, infección vírica, accidente) pueda acabar con gran número de ellos.
Este proyecto aún se encuentra en la fase de estudios de viabilidad y recientemente ha recibido el visto bueno de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). Las instituciones científicas encargadas de llevar a cabo estos estudios son la Universidad de las Palmas de Gran Canaria y la Universitat de Barcelona.
La calidad de las aguas, la riqueza en biodiversidad marina de Canarias y la cantidad de espacios protegidos con que cuentan las islas, hacen de nuestras aguas un lugar ideal para la consecución de este proyecto.
Existen en la actualidad otros proyectos de recuperación similares de esta colonia en Hawai, Madeira, Mauritania y Marruecos, con muy buenos resultados como confirma Pablo Fernández de Larrinoaga, de la Fundación CBD-Hábitat.