Entre todas las especies de tiburones que habitan en el océano, sin duda una de las más bellas y características es el tiburón martillo, también llamado cornuda, un nombre que le viene por la peculiar apariencia de su cabeza en forma de “T”. Encontrarse con uno de estos magníficos animales es una experiencia que vale la pena vivir.
En las aguas de Canarias y también de Fuerteventura es un compañero habitual de pescadores, embarcaciones de recreo y submarinistas, especialmente en primavera y verano, ya que aunque son animales propios de aguas cálidas, su presencia también se extiende en esta época a regiones subtropicales como Canarias, o incuso a mayores latitudes.
Los tiburones martillo, peces martillo o cornudas son los nombres con que se conoce a los esfírnidos (Sphyrnidae), una familia que incluye a nueve variedades cuyo tamaño puede variar entre uno y seis metros, y superar la media tonelada de peso.
En general, se alimentan de peces, moluscos y crustáceos, aunque como todos los tiburones, son también oportunistas y carroñeros. Si hay algún animal muerto o herido, por allí aparecerán las cornudas u otros tiburones.
La buena relación entre los canarios y los tiburones
Las gentes del mar en las islas están habituadas a varios tipos de tiburones, pero nunca se les ha tenido miedo, y es gracias a que en Canarias, ni en Fuerteventura, no existen casos documentados de ataques a personas. Aunque no se sabe con seguridad por qué, se cree que en el archipiélago no se producen ataques de tiburones porque nos encontramos en aguas frías, y por lo tanto no se encuentran tan activos como en las aguas cálidas del Caribe o Australia.
Además, en las playas y aguas poco profundan casi únicamente se encuentran tiburones de pequeño tamaño como las crías del angelote, los cazones (que ni siquiera tienen dientes) o los tiburones azules pequeños. Aun así, otros tiburones más grandes como el marrajo o janequín, la jaqueta o jaquetón, el tiburón tigre o la misma cornuda son habituales en las islas y pueden aparecer también cerca de la costa, eso sí, sin que se hayan dado nunca casos de ataques.
De hecho, el pequeño cazón es apreciado en las islas para preparar los sabrosos “tollos”, que son la carne seca del tiburón preparada en diferentes recetas. Antiguamente también se preparaban tollos con cualquier otra especie de tiburón que se pescara por accidente. Pero, a día de hoy, dada la especial vulnerabilidad de los tiburones, es importante liberar siempre a cualquier ejemplar que haya sido capturado accidentalmente.
¡7 sentidos!
Las cornudas son una especie enormemente exitosa, gracias en gran parte a que los designios de la evolución las han dotado de utilísimas herramientas de supervivencia. Sus ojos y sus orificios nasales se encuentran en los dos extremos de su cabeza de martillo, lo que les dota de una visión periférica para detectar presas y amenazas. Esta configuración en forma de “T” aplanada les permite también girar rápidamente, y les dota de un sutil movimiento de lado a lado que les facilita ver todo a su alrededor. Su olfato es, además, supersensible, hasta el punto que pueden localizar sangre en el agua a kilómetros de distancia.
Por si fuera poco, al igual que otros tiburones y peces, ¡tienen siete sentidos! Sí, aparte de los cinco sentidos humanos, estos animales tienen un sexto sentido para detectar ondas de frecuencia provocadas por movimientos de peces y zambullidas a grandes distancias en el mar, y un séptimo sentido que les permite detectar los campos eléctricos generados por los peces, gracias a lo cual pueden localizar presas enterradas en la arena o a grandes distancias.
Una especie en peligro
La sobrepesca, la pesca incidental y la degradación del medio marino son las principales amenazas de los tiburones, cuya situación general es crítica. Las nueve variedades que existen de pez martillo se encuentran desde 2008 incluidas en la Lista Roja de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), máxima autoridad en la materia que además las ha catalogado como en peligro de extinción.
Esta situación es debida principalmente a que la aleta de tiburón es enormemente apreciada en gastronomía, especialmente en un mercado que crece exponencialmente como el asiático. Para colmo, el tiburón martillo se reproduce únicamente cada dos años, lo que dificulta su recuperación a pesar de las medidas de protección impuestas.
En las excursiones de Fuertecharter, en el Norte de Fuerteventura, avistar una cornuda es una de las posibilidades. Les invitamos a conocer los encantos de nuestro océano a bordo de nuestro catamarán.
Equipo FuerteCharter