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Conoce a la Pardela Cenicienta en nuestras excursiones en barco

En esta aventura en la que nos hemos embarcado, de querer acercar al mundo las maravillas de vivir en un paraíso como es Fuerteventura, sentimos la obligación de hablar de todos aquellas especies animales que nos acompañan día a día en nuestras excursiones en barco por esta zona del Atlántico.

En esta ocasión, para inaugurar nuestra sección de aves de Fuerteventura, queremos daros a conocer la pardela cenicienta, que vuela alrededor de nuestro barco, que anida —para reproducirse y criar—, en uno de nuestros destinos favoritos, la Isla de Lobos, al que acudimos a diario en nuestras excursiones en barco.

Las paderlas son aves marinas, de especie pelágica, que tan sólo abandonan el mar abierto para reproducirse. Su medio, por tanto, es el mar y realizan grandes desplazamientos para buscar alimento que recogen de la superficie marina mientras vuelan.

 

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© Teolucas

La pardela cenicienta, característica de nuestras islas, debe su nombre común al color gris ceniza de su plumaje. Vuela y pesca en grupos, y vuela muy bien con fuertes vientos. Es capaz de atravesar el océano Atlántico y regresar cada año a los mismos lugares de cría.

Son aves de tamaño medio (40-45 cm.), provistas de largas alas y pueden llegar a vivir hasta 30 años de manera natural.

Canarias, zona de reproducción y cría

En Canarias se encuentra la mayor parte de la población de pardela Cenicienta, superior a las 30.000 parejas, seguida de Baleares, Chafarinas y otros islotes mediterráneos.

Solo vienen a tierra, a la costa, a fin de reproducirse, y cuando regresan a su nido, cerca de las zonas de nidificación, emiten unos sonidos nasales y guturales muy característicos. En Fuerteventura, es un clásico, en zonas de costa de poca luz, escuchar el graznido de las pardelas que se acercan a tierra y que reciben respuesta de las que ya están en la misma; anuncian así su llegada de manera escandalosa. Además, cuando se acercan a tierra para criar, esperan la oscuridad de la noche para pasar desapercibidas con facilidad.

Reproducción

Se acercan a nuestras costas en el mes de marzo, en bandos numerosos de entre 300 y 400 ejemplares, momento de intensa actividad social en las colonias de cría. Acuden para ello, principalmente, a islas e islotes, aunque también a acantilados costeros. Utilizan oquedades naturales (cuevas, huras, grietas…) o las excavan, llegando a utilizar como refugio arbustos densos y rocas.
Es el momento de la cópula y es a mediados de mayo cuando ocurre la puesta.

Cría

Ponen un solo huevo cada año que nunca es repuesto si se pierde; solo la mitad de las pardelas que empiezan a criar cada temporada consigue sacar adelante a un pollo hasta su completo desarrollo.

La incubación del huevo es responsabilidad tanto de la hembra como del macho, solo uno de ellos abandona el nido para traer alimento a la pareja, que puede permanecer entre 3 y 9 días sin salir del nido protegiendo al huevo.

La sincronía entre la pareja debe ser perfecta y debe mantenerse durante todo el período reproductor.

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www.amigosdelaspardelas.com

A finales de julio se produce la eclosión del huevo. El pollo, de color gris ceniza, nunca estará solo en su hura o nido, uno de los padres estará siempre a su lado mientras el otro sale en busca de alimento para la familia. Los adultos ceban al pollo con bogas, calamares, caballas, capturadas en alta mar que llevan al nido en el buche parcialmente digerido.

Después de unos 50 días alimentados por sus progenitores es el momento de que los polluelos comiencen a volar y tratar de procurarse su propio alimento en la superficie del inmenso océano. Abandonan la costa de forma instintiva en mitad de la oscuridad de la noche para dirigirse al mar, aunque no todos lo logran ya que  muchos resultarán desorientados por la contaminación lumínica.

Desde hace unos años, los pueblos costeros de Fuerteventura, en época de abandono del nido de los pollos de pardela, apagan sus luces para contribuir a que estos polluelos que tanto han protegido sus progenitores alcancen alta mar.

En diciembre acaba la temporada reproductora y comienzan a migrar, y no será hasta febrero del siguiente año que vuelvan a sus nidos a repetir la reproducción. Los jóvenes no volverán a pisar tierra en sus lugares de nacimiento hasta alcanzar la madurez sexual, después de entre 2 y 9 años.

Las aves que crían en islas atlánticas se dispersan por las costas de África occidental hasta el África del Sur.

Si vienes a Fuerteventura, o si ya eres uno de los residentes de este rincón de la macaronesia, no olvides que debes escuchar el canto de la pardela. En nuestras excursiones en barco puedes encontrarla  cuando navegues hacia la Isla de Lobos, es uno de esos espectáculos que nos regala la naturaleza.

Equipo de FuerteCharter