En nuestros artículos casi siempre hablamos del vecino Islote de Lobos, como principal destino de nuestras excursiones en barco desde Corralejo, pero hoy os vamos a contar un poquito sobre las paradisíacas Playas de Papagayo, en la isla de Lanzarote, destino que también visitamos a menudo con nuestra excursión privada CP8.
Las Playas de Papagayo son cinco calas, que se extienden aproximadamente unos dos kilómetros, situadas al sur de Lanzarote y pertenecientes a la localidad de Playa Blanca, en el municipio de Yaiza.
Estas calas son el diamante más preciado de la isla vecina, por su espectacular arena dorada y por sus aguas tranquilas y de color turquesa, que hacen de este rincón uno de los paraísos más seductores de las Islas Canarias, donde darse un baño es casi una obligación.
Las cinco calas se encuentran situadas en lo que se conoce como Monumento Natural de Los Ajaches —declarado como tal en junio de 1987, y declarado también zona de especial protección para las aves (ZEPA), en 1979, y zona de sensibilidad ecológica, en 1990— , un macizo volcánico de gran relevancia estética, paisajística y geológica, donde se han encontrados restos paleontológicos con fósiles del Plioceno inferior.
Cada una de ellas recibe un nombre diferente, y todas son muy recomendables para visitar. Playa Mujeres, Playa del Pozo, Playa de Papagayo, Caleta del Congrio y Puerto Muelas, siendo la Playa de Papagayo en la que solemos fondear con nuestras excursiones en barco desde la isla de Fuerteventura.
Dentro de cada una de estas cinco calas existen peñones de baja altitud que crean a su vez pequeñas calitas resguardadas, que le confieren un carácter más tranquilo y privado a sus visitantes.
Su proximidad con la localidad turística de Playa Blanca, a tan solo 5 minutos en coche, hacen de estas playas un lugar ideal para relajarse, no muy alejado del centro turístico, pero lo suficientemente lejos como para desconectar del bullicio, sobre todo en invierno, estación en la que a veces es difícil cruzarse con más visitantes en estas playas, que se tornan paraísos de belleza inigualable y además casi para un disfrute exclusivo. En verano suelen estar más frecuentadas, pero su gran amplitud hace que no se vean abarrotadas, como otras playas de núcleos turísticos.
En estas playas las condiciones climatológicas son de calidad extrema. Al estar reparadas del viento por la orientación que presentan, son playas de buena temperatura, con aguas cristalinas y sin prácticamente olas, típicas de un paisaje caribeño. Las vistas al islote de Lobos y a nuestra querida isla de Fuerteventura, hacen que al estar tumbado bajo el sol puedas disfrutar de una obra de arte digna de cualquiera de los mejores museos del mundo.
Estas buenas condiciones transforman estas playas en el lugar ideal para que los niños puedan esparcirse sin ningún tipo de peligro, para practicar deportes como palas o pesca, para leer gracias al apacible silencio y para dar largos y saludables paseos por la arena dorada.
Os recomendamos encarecidamente que visitéis este pedazo de paraíso, si es que aún no lo habéis hecho.
El equipo de FuerteCharter