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Pesca, Spinning, jigging, egging, rockfishing ¡A por los peces grandes!

De sobra son conocidas las excelentes condiciones de una isla como Fuerteventura para practicar cualquier tipo de pesca. Métodos tradicionales que se usaron en la isla desde tiempos inmemoriales, como por ejemplo la pesca de la vieja con cuero de cabra y caña de bambú, se mantienen vivos. Pero hoy vamos a hablar de los nuevos métodos con señuelo que cada vez se utilizan más para ir a por los peces más grandes y codiciados. Y no hace falta un barco para ir a por ellos.

Pesca ¡A por los peces grandes! FuerteCharter Excursiones Fuerteventura
Entre estas nuevas técnicas en pleno auge y desarrollo (dejando a un lado antiguas técnicas ya conocidas y desarrolladas como la pesca con mosca), nos encontramos principalmente con el  spinning, el jigging, el egging y el rockfishing, donde en todas ellas, junto con sus diversas variaciones (pesos, lanzado, recogida y movimiento), el objetivo final se resume en  la captura de la especie depredadora elegida por cada pescador en función de la zona geográfica en la que se encuentre y las especies que allí habiten.
La pesca con señuelos artificiales se ha utilizado desde mucho tiempo atrás, mucho más del que creemos, para conseguir el objetivo de capturar las especies de peces depredadoras que habitan las aguas de nuestro planeta, bien se trate de aguas dulces (como ríos o lagos), o de aguas saladas o salobres (océanos, desembocaduras de los ríos, etc.).
La técnica más mundialmente conocida para este tipo de pesca es el curricán o pesca de altura, donde se utilizan “muestras” o señuelos de diferentes formas y colores para capturar, principalmente, especies como el atún o  peces de pico tales como los marlines , entre otros, en los últimos tiempos hemos observado un crecimiento significativo de otras técnicas o modalidades de pesca con señuelos de menor calibre, ya sea desde costa o embarcados, para conseguir el mismo objetivo de capturar las especies depredadoras que abunden en nuestras aguas, normalmente de menor tamaño que las capturadas en el curricán de altura.
Si nos centrásemos  básicamente en la función de cada una de las modalidades, llegaríamos a la misma conclusión que la explicada unas líneas más arriba, el uso de señuelos artificiales que, según su forma y tamaño, tienen que ser dotados de movimiento (principalmente simulando un pez herido mediante diversas técnicas de recogida de la línea), para sacar a la luz el instinto depredador de las especies buscadas y desencadenar así el ataque a nuestro señuelo, consiguiendo nuestro objetivo final de capturarlas.
Pero hoy iremos un pasito más allá, e intentaremos explicar un poco más detalladamente las diferentes características de una de estas técnicas, el spinning, así como de los equipos a utilizar, señuelos más comunes, y especies posibles a capturar.
En función de las especies buscadas, se tienen que adaptar tanto los señuelos como los propios equipos en sí (cañas, carretes y líneas) para que no existan diferencias significativas entre el tamaño de los peces y el material, puesto que si usamos equipos muy pesados para depredadores pequeños, apenas disfrutaremos de su combate, y viceversa; usando equipos muy ligeros para capturar grandes depredadores, corremos el inminente peligro de la rotura de cualquiera de los componentes de nuestro material de pesca, así como la más que posible pérdida del pez, en cuyo caso suele llevarse consigo el propio señuelo y varios metros de línea que pondrán en claro peligro su vida.
A continuación detallaremos más meticulosamente esta técnica que no para día tras día de ganar adeptos, así como sus características más comunes para, finalmente, conseguir nuestro objetivo de capturar nuestro ansiado pez.
Los secretos del spinning
Cada vez más practicada y conocida, esta técnica puede practicarse tanto embarcados,  como desde la propia costa en pesqueros de piedra, playas, o espigones.
Básicamente y a grosso modo, esta técnica consiste en el lanzado en horizontal (hacia adelante) de los distintos tipos de señuelos, ya sean de superficie o hundidos, para proceder después a dotarlos de “vida” mediante los distintos tipos y velocidades de recogida.
En todas sus versiones, las características de los materiales más comunes como cañas y carretes son bastante diversas, pero podríamos resumirlo de la siguiente manera:
Cañas: Las cañas de pesca más comúnmente usadas para esta modalidad suelen estar constituidas de fibra de carbono, por norma general, de 1, 2 o más tramos que en su totalidad no superen los 3,50 metros de longitud; aunque lo más común suelen ser cañas de entre 2,00 metros y 3,00 metros, donde el grosor de las mismas dependerá del peso de los señuelos a lanzar, que a su vez dependerán de las especies buscadas por el pescador.
Carretes: Normalmente, los carretes más utilizados para esta pesca suelen ser carretes de bobina fija, con un buen freno delantero que pueda hacer frente a largas batallas, y con una alta velocidad de recogida o “ratio” alto.
Líneas: Para favorecer el lance de los señuelos, lo ideal es usar multifilamento, puesto que este tipo de líneas ofrece una mayor resistencia en diámetros muy reducidos en comparación con el monofilamento o “nylon”, aparte de muchas otras ventajas con respecto al propio “nylon”.
Clasificaremos esta modalidad en 3 subdivisiones, donde nos encontramos que:
Spinning pesado: Usando cañas de entre 2,00 y 2,70 metros, su acción (o rango del peso óptimo del señuelo para su lance) suele ser  de 100-300 gr, o lo que es lo mismo, el peso ideal de los señuelos a lanzar con dicha caña tiene que estar comprendido entre los 100 y los 300 gramos.
Los carretes serán de un tamaño 8000 o superior, para poder hacer frente a grandes y poderosas batallas, repletos de multifilamento de entre 0,30 y 0,60 mm.
Los peces más buscados serán los depredadores de gran tamaño, como los grandes atunes, o especies tropicales como los jureles gigantes (GT´s) o cuberas.
Spinning medio:  La acción de las cañas suele estar comprendida entre los 30 y los 120 gramos, aproximadamente, para capturar especies costeras o de menor tamaño como puedan ser pequeños túnidos, barracudas, anjovas (o pejerrey), y un sinfín de especies pelágicas que puedan sucumbir a nuestros engaños (como distintos tipos de jureles, serviolas, peces de fondo como meros, samas o abades, y un larguísimo etcétera).
En este caso, los carretes a usar serán de tamaños más reducidos, entre 4000 y 8000, puesto que las exigencias de los depredadores suele ser menor, y las líneas a utilizar estarán comprendidas entre los 0,15 y los 0,30 mm de grosor.
Spinning ligero: Aquí el disfrute es mayor, aunque existe un mayor riesgo de rotura del material debido a la fatiga o a encuentros inoportunos con depredadores de mayor porte a los buscados.
Los carretes serán de un tamaño menor, entre 2500 y 4000, repletos de líneas de entre 0,10 y 0,15 mm de grosor y a su vez acoplados a las cañas a utilizar, que estarán comprendidas entre los 2,00 y los 2,70 metros de longitud, por norma general, y acción de entre 10 y 40 gramos.

Fuerteventura y la pesca

Los testimonios históricos y los restos arqueológicos nos sugieren la importancia que la pesca ha tenido como actividad esencial de los habitantes de la Isla, y su importancia en la alimentación local, especialmente en periodos de sequía y hambrunas. La productividad de este mar (la mayor del archipiélago canario, aún en la actualidad) ha contribuido a que Fuerteventura mantenga una importante tradición marinera.

La pesca artesanal, seña de identidad de la Isla, ha sido la principal actividad de los marineros majoreros, que en pequeños barquillos (antiguamente a remos y vela latina, hoy a motor) han pescado en sus costas.

Los antiguos pobladores de Fuerteventura, «los mahos», ya practicaban la pesca y el marisqueo como actividad complementaria a su predominante economía pastoril.
La importancia del marisqueo la determina la existencia de numerosos concheros (acumulaciones de restos de caparazones de molusco marinos como lapas, mejillones o «burgaos», junto a otros restos de cerámicas o instrumentos de piedra) localizados en diversos puntos del litoral, así como en poblados y asentamientos.

La pesca de los aborígenes majoreros era de orilla, desde la tierra pescaban peces de aguas litorales, como viejas, samas o morenas.

Entre las técnicas usadas por los aborígenes, figuran la pesca nocturna con mechones de tea, la pesca de caña con anzuelos de hueso y la pesca con trampas o redes de juncos. La técnica más interesante utilizada por los antiguos es el «barbasco» o «embroscado»; consiste en capturar peces en los charcos de la orilla, aprovechando la bajada de la marea. Para ello, la savia de la tabaiba o el cardón se disuelven en el agua del charco y las propiedades tóxicas de esta savia lechosa adormecen a los peces y permiten su captura prácticamente con la mano.

El alargado litoral de Fuerteventura está salpicado de pequeños pueblos pesqueros, muchos de ellos con una larga tradición pesquera. Alguno de estos núcleos fueron, en principio, improvisados refugios, a veces en cuevas o chozas temporales a las que los pescadores acudían en determinadas épocas del año en busca de mejores capturas; es el caso de los Molinos o Pozo Negro.
Los marineros vivían antiguamente con grandes dificultades económicas; el pescado era barato y en Fuerteventura «no corría el duro», siendo el trueque la base de la economía doméstica durante mucho tiempo.

La escasez era un factor para que los niños saliesen pronto a la mar a aprender el oficio del marinero transmitido de padres a hijos y que por tradición ha sido exclusivamente masculino; muchos niños antes de los 10 años navegaban en las pequeñas embarcaciones del padre e incluso embarcaban apenas cumplidos los 12 ó 14 años a la pesca de altura en África. Mientras, las mujeres eran quienes administraban la casa ante la ausencia casi permanente del hombre embarcado o faenando. Incluso los acuerdos con los intermediarios para la venta del pescado, los comprantes, era tarea femenina; controlaban las pesadas de la pesca y recibían los pagos.

Los pescadores majoreros —conocedores de las artes de la pesca, los fondos marinos, los vientos y las especies de mayor interés— eran expertos navegantes pero nunca necesitaron de cartas náuticas ni instrumental, sino que fijaban su posición «marcándose» desde tierra sólo con su buena vista y su capacidad de orientación.

Hoy, la pesca sobrevive por el empuje de los marineros que además han sabido conservar los recursos del mar majorero. Pero la construcción, sobre todo turística en la costa, la presión de otros sectores productivos y la elevación del nivel de vida hizo difícil, a finales del siglo XX, la dedicación a la pesca artesanal, una profesión en parte hoy nuevamente recuperada.

Si quieres conocer todos los detalles de la historia de la pesca en Fuerteventura te invitamos a que visites el Museo de la Pesca Tradicional de El Faro de Cotillo.

El Equipo de FuerteCharter